Sócrates tenía razón.


Sócrates tenía razón.
   Así como se leyó en el título. Sócrates tenía razón. ¡Qué tan pesados y rebuscados fuimos los humanos a lo largo de la historia tratando de encontrarle una vuelta al asunto! La verdad, siempre estuvo en el tan afamado pero infravalorado filósofo griego.
    Pero para entender mejor a que me refiero con que este señor tuvo (y tiene) razón me parece fundamental plantear ¿Quién es Sócrates? “Sócrates es quien instaura en la subjetividad humana el estilo del que brotó la noción de un saber vinculado a determinadas exigencias de coherencia” según el también muy afamado psicoanalista Jaques Lacan.
  En esta frase hay cosas muy interesantes para analizar, Sócrates plantea una subjetividad en el ser humano, que nunca se había tenido en consideración, si tomamos en cuenta que Sócrates pertenece a la antigua Grecia, donde el concepto de polis e isonomia, predominaban en la sociedad donde habitaban, lo que este señor “predicaba” con tanta libertad (como la que la misma polis le concedía) era algo chocante.
  La isonomia es este “estado” llamémosle, donde todos los hombres tienen igualdad de derecho a la participación en la toma de decisiones del estado, por eso es que se llama polis, es lo público; cuando Sócrates se paseaba por las plazas y mercados “desafiando” y poniendo a prueba todo el saber en personas al azar e inclusive, insistiéndoles que lo que ellos creen saber en realidad no es más que una suposición y que el verdadero saber se daba precisamente, debatiendo y hablando (lo que Sócrates llama “dar luz al conocimiento”), en cierta manera lo que hace, es romper con ese estado amalgamado que proponía la polis.
 No voy a abordar cuestiones que tienen que ver con términos un poco más esotéricos en la filosofía de Sócrates, sino lo que pretendo abordar en este tratado, es como la concepción de Psykhé interpretada por el filósofo griego, hoy por hoy se ve reflejada en las múltiples disciplinas de la psicología a lo largo de la historia y como precisamente, estas disciplinas encargadas de estudiar la psiquis humana, de alguna u otra manera, siempre van a retornar a Sócrates.
  Casi por inercia, el ser humano tiende a repetir conductas o pensamientos similares a otros planteados anteriormente, más allá de que en la profundidad de estos nuevos pensamientos se esté un poco alejado de esta idea original, lo que me llevaría también a abordar una teoría respecto al pensar colectivo de una persona, pero eso lo veremos más adelante.
   De momento  quiero que nos subamos un delorean, y comencemos a viajar a través del tiempo, nuestra primera parada va a ser en la antigua Grecia, luego iremos variando los destinos, como Viena en el siglo XVIII o quizás Francia o Inglaterra en el siglo XX, pero siempre retornando a nuestra alma mater que va a ser la antigua Grecia. Abrochados los cinturones, mente abierta ¡Y nos vamos!
                                                                                                                             Julián González.
I – Un payaso que consiguió que lo tomaran en serio…
  Sócrates era un loco, un depravado, un perverso si quieren que lo insultemos un poco más. Era alguien muy vivo, es de aquellas personas que pueden compararse conmigo o con usted estimado lector en varios aspectos (que no tienen que ver con la depravación por supuesto), así como yo ahora estoy tratando de producir un texto que pueda ser tomado en consideración por gente del ambiente vinculado a tanto la psicología como la filosofía, lo que estoy haciendo es imitar a Sócrates.
  Sócrates estaba convencido de que el conocimiento se producía a través de una conversación con un interlocutor, en la cual se disponía una temática a debatir, el interlocutor exponía sus argumentos del porqué de su postura y Sócrates, no hacía más que hacerle preguntas un tanto particulares, ya que estas no eran precisamente preguntas que buscan información, sino que lo que buscaban era que la otra persona, se esté dando cuenta de que lo que dijo, estaba mal. Una vez el cuestionario de Sócrates finalizó, prosigue a contar el su versión de la temática a tratar y cuando la otra persona acepta lo dicho por Sócrates, ahí es donde según el filósofo griego, nace el conocimiento.
  Si bien hay una parte más esotérica en este asunto, ya que Sócrates decía que el conocimiento siempre está dentro nuestro pero lo que él hace precisamente es sacarlo a la luz, lo que más nos interesa de este método socrático son dos cosas, primero, lo que es la causa por la cual yo afirmo que estoy imitando a Sócrates, es justamente que intento persuadirlo a usted lector de que lo que estoy relatando, tiene algo de verídico o por lo menos, de coherente, si bien no entramos en una instancia un poco más crítica en este texto, ya se puede ir vislumbrando que tengo todos los cañones apuntados en hacer quedar bien a Sócrates.
  Lo segundo más importante y lo que nos va a permitir alejarnos un poco de esta especie de marco teórico, es la subjetividad que fomenta Sócrates, lo que intenta hacer es que hagamos uso de la razón respecto a todo lo que se nos plantee porque quizás, no estemos siempre en lo correcto.
  Sócrates fue alguien que cautivó con este pensamiento, lo que comenzó como un simple delirio, orientado mayormente con fines religiosos o espirituales, terminó cautivando a muchísimas personas, entonces ahí es importante marcar un antes y un después entre una teoría planteada para nuestros adentros y una teoría aceptada por una comunidad. ¿A caso esto no es lo mismo que plantean muchos epistemólogos y filósofos de la ciencia respecto justamente a los avances científicos? Fue Karl Popper recién en el siglo XX quién empezó a plantear un criterio de falsación respecto a las teorías científicas, es decir que una teoría es vigente hasta que se demuestre lo contrario, medir no hasta dónde puede llegar una teoría, sino analizar a lo que no puede llegar. Pero que pasa, para que una teoría sea “vigente” tiene que ser aceptada por una comunidad científica, si esta comunidad no acepta los logros obtenidos por lo que la teoría plantea, esta es pasada a otro plano.

   ¿Qué tiene que ver esto con el método socrático? Muy simple, hagamos una analogía: La “teoría científica” en este caso sería justamente, este método socrático de interrogación para dar a luz un conocimiento. Lo que propone esta teoría es que mediante esta especie de conversación, nazca el conocimiento, sus resultados tiene una base empírica convincente para la comunidad donde se ejecutó, por lo tanto, queda vigente hasta que se demuestre lo contrario.
  Entre Sócrates y Popper corrió mucha agua bajo el puente, pero no podemos dejar de comparar estos métodos tan distintos pero a la vez tan similares. Un filósofo llamado François Chatelet, decía que la muerte de la filosofía y la de la ciencia, jamás van a ser definitivas, la muerte de una no significa la muerte de otra, cuando la ciencia hace determinados avances, la filosofía renace, para poder cuestionar sus postulados. Menciono esto porque nos da una pauta aún mayor de que innegablemente los pensamientos Socráticos y Popperianos están conectados, porque se complementan, como diría Philip Frank, la ciencia halló su origen dentro de la filosofía, en el caso de la teoría Popperiana, si bien deriva de la doctrina Comteana, podemos notar un tenue origen epistemológico en la filosofía socrática.
  Friedrich Nietzsche, en su gran obra “El ocaso de los ídolos”  en su crítica a Sócrates, decía que todo en él era perfecto, todo en Sócrates eran puras payasadas, pero ahí está la clave, Sócrates era un payaso, un payaso que se la pasaba desafiando a la gente para que cambié su eje de pensamiento. Pero para bien (o quizá para mal) fue un payaso que consiguió que lo tomaran en serio.
II – Un alma eterna, ¿algo posible?
  Ahora que conocemos un poco mejor a nuestro amigo Sócrates podemos adentrarnos un poco más en tema principal que intentaré abordar en este texto. Sócrates planteaba la idea de un alma eterna, un alma que se purifica, un alma a la cual hay que nutrir de razón toda nuestra vida, para que cuando el momento de nuestra muerte llegue, esta pueda abandonar su cascarón, es decir, su cuerpo y pueda purificarse para poder ser reutilizada.
  Cuando uno piensa en un “alma eterna” lo primero que se nos viene a la mente es el catolicismo, precisamente porque es en esta religión y gracias a los textos de San Agustín, es que hoy por hoy contamos con esta especie de significación imaginaria social, la idea de un alma inmortal no es tan descabellada si nos ponemos a pensar y a comparar las distintas concepciones del alma que hubo a lo largo de la historia: Podríamos empezar nombrando la concepción socrática que relata Platón en el texto “El Fedon” ; en este texto, se nos muestran los últimos momentos de vida de Sócrates antes de ingerir veneno para terminar con su vida; Sócrates había sido condenado a muerte por supuestamente pervertir la mente de los jóvenes.
  Por aquel entonces en Grecia, determinadas invasiones de otras naciones, generaron que el concepto de polis se haya desfigurado un poco, por esa razón es que una especie de tribunal, tenía la potestad de poder juzgar los actos de Sócrates, pero volviendo, en su condena le dieron dos opciones: Ser desterrado de la polis o morir tomando veneno. Sócrates eligió el veneno, ¿Por qué? Porque si alguien es desterrado de la polis, su alma muere; y aquí es donde Sócrates nos explica que durante nuestra vida tenemos que nutrir nuestra alma, ya que es lo único que es eterno en nosotros y que el cuerpo simplemente es una cárcel, el problema es que el alma no puede manifestar plenamente mientras vivimos porque el cuerpo la delimita porque posee sus propios placeres y necesidades, por lo tanto hay que tratar de ir fortaleciendo nuestra alma a lo largo de nuestra vida, para que cuando nuestra vida acabe, esta pueda finalmente purificarse.
   Platón en su república, alejándose un poco del pensamiento de su gran maestro, nos plantea una concepción distinta del alma, una concepción tripartita, es decir un alma divida en tres partes, esta división por lo tanto incluye una suerte de división social según el tipo de alma que poseas, está el alma racional la cual solo la poseen los que son aptos para gobernar (los filósofos), el alma irascible, perteneciente a los que están destinados a defender la polis y finalmente el alma concupiscible, correspondiente hacia los artesanos, mercaderes y demás personas que habitaban la polis de manera normal. Es importante mencionar esta concepción ya que Platón comenzó a marcar pautas y limitaciones según el tipo de alma o Psykhé de las personas, si bien es algo que pretende generalizar, también apela bastante a la subjetividad.
  Aristóteles por su parte tenía una concepción más amplia y que decía que todo ser vivo tenía alma pero, a comparación de sus predecesores, el alma de una persona terminaba cuando la vida de la misma persona lo hace, si bien muchas cosas de las que dijo Aristóteles son indispensables para tener en cuenta, en este caso no contribuyen mucho para hacer quedar bien a nuestro amigo Sócrates, pero un poco más adelante explicaré porque no considero canónicas estas palabras de este también muy, pero muy importante filósofo Griego. 
  La mención de Aristóteles es imprescindible para seguir avanzando, ya que cuando el “boom” del catolicismo se hizo presente, filósofos como Santo Tomás de Aquino, justificaron las bases de la iglesia católica tomando en cuenta varios puntos de la física de Aristóteles, pero sin embargo, la idea de un alma inmortal seguía siendo puramente Socrática. Pero a partir de los ya mencionados San Agustín y Santo Tomás, la idea de alma inmortal y la idea de Dios, se empezaron a predicar siempre a la par, por lo tanto esta idea de un alma eterna, ya quedó bien sumida a todo lo referido con lo religioso y esotérico, incluso con lo filosófico. Pero hay algo con lo que no contaban, y eso es que el concepto de alma, de psykhé, psiquis, etc. Fue tomado también por personas vinculadas con lo científico, lo empírico, lo comprobable.
  Desde la creación de los panópticos y el surgimiento de la psiquiatría en el siglo XVII, se empezó a tratar de controlar la psiquis y el cuerpo al mismo tiempo, regular una para que la otra pueda manifestarse correctamente ¿Les suena de algún lado? Es lo mismo que pretendía hacer Sócrates. Si bien la psiquiatría a lo largo de la historia se ha mostrado en un enfoque puramente positivista y ligado en muchos casos a beneficiar a la industria farmacológica, no podemos negar su influencia socrática respecto a su metodología en el campo.
  Todos los estudios científicos que intentan trabajar con la psiquis humana, lo que intentan hacer es controlarla o en otras palabras nutrirla. Si bien estamos hablando de dos concepciones distintas sobre alma, el proceder es el mismo. El padre de la psicología experimental, Wilhelm Wundt, proponía básicamente una psicología basándose en la introspección dada frente a diferentes estímulos, sentando  así bases para el conductismo.
  El conductismo y sus principales exponentes como Watson, Skinner, entre otros, así como también la rama de la psicología cognitiva encargada de estudiar los mecanismos básicos y profundos por los que se elabora el conocimiento, lo que buscan es un profundo dominio y control de lo que es la subjetividad de las personas. Casi todas las ramas psicológicas buscan eso, o por lo menos las formas de su conocimiento. Pero hay una rama en particular que revolucionó la forma de estudiar el ámbito del psiquismo y sin importar que hoy por hoy tenga bastante jerarquía respecto a otras disciplinas psicológicas, su importancia se justifica por su alcance y la veracidad de sus resultados; pero respecto a lo que nos interesa en este tratado, siempre apelo a beneficiar la subjetividad del sujeto, siempre intenta comprender y purificar la psykhé. Estoy hablando nada más y nada menos, que del Psicoanálisis.
  Por lo tanto, un alma eterna ¿Es posible? Espero contestar la respuesta en el siguiente punto.

III – Psicoanálisis, una justificación socrática.  
  Al principio de este texto cité un fragmento del seminario II de Lacan, donde precisamente hablaba  de la importancia de las concepciones socráticas para comprender la subjetividad de una persona; El psicoanálisis estudia la vida pulsional de las personas, ¿Qué es eso? La pulsión es esa energía de carácter impulsivo que en la teoría Freudiana, lleva a que el sujeto lleve a cabo una acción con el fin de satisfacer una tensión interna, principalmente de tipo sexual. Una pulsión mal satisfecha, entre otras cosas puede derivar a generar un síntoma neurótico. El psicoanálisis va a intentar estudiar cómo es que esto ocurre, porque tales pulsiones no satisfechas se originan y como esto influye en la vida del sujeto (entre otras cosas).
  Cuando nos ponemos a hablar de Psicoanálisis o de psicología en general, nos olvidamos de algo importante, que estamos hablando del alma. Psico deriva de Psykhé que significa alma; y Logia de Logos que significa discurso racional. La traducción literal sería “Discurso racional sobre el alma”.  
   Volvamos un poco a Sócrates, ¿Recuerdan que su concepción de alma decía que tenemos que nutrirla para que así pueda manifestarse y que el cuerpo es lo que no deja que se exprese correctamente? Bueno, básicamente el psicoanálisis intenta hacer lo mismo. Las pulsiones mal satisfechas alteran la vida psíquica del ser humano, es decir si alma y por lo general estas pulsiones son de origen sexual, si bien no tienen que ver con una genitalidad o algo corpóreo literal en muchos casos, el simple hecho de que la sexualidad en la pulsiones sea simbólica, sigue haciendo alusión a un cuerpo que no deja que el alma se exprese plenamente. Que Nietzsche me perdone, pero en este Round ganó el alma, ganó Sócrates.
  Quizá muchos de mis colegas y compañeros al leer lo que acabo de poner pensaran que es una idea descabellada y seguramente habré dejado muchos cabos conceptuales sueltos, pero creo que se pudo entender más o menos lo que quise decir. Sócrates planteaba un alma que no podía manifestarse debido a que un cuerpo la delimitaba, el psicoanálisis plantea que la vida pulsional psíquica del ser humano se ve alterada por pulsiones sexuales insatisfechas (reitero, de una forma simbólica).
  Pero para finalizar este breve ensayo, procederé a contestar la pregunta del punto anterior: ¿El alma es algo eterno? Aquí lamentablemente voy a tener que apelar a lo que dijo Aristóteles, un alma muere con el cuerpo, por lo menos si hablamos del alma desde una postura psicoanalítica. Pero vamos a refutar lo que acabamos de apelar, las psiquis de las personas, por más distintas que parezcan poseen caracteres comunes, provienen de cuerpos y son sensibles frente a pulsiones sexuales, entonces lo que podemos decir para intentar cerrar esto de la forma más socrática posible, es que un alma subjetiva como tal muere, pero el alma en general del resto de los humanos siempre existirá y se renovará, nuevas almas nacen mientras otras mueren y cuando llegue nuestro momento de morir nuestra psiquis se purificará, ya que no va a tener pulsiones que se entrometan en su camino, porque ambas terminarán. Entonces quizás de una forma rebuscada para muchos o convincente para otros (Es decir,  quien les habla) Sócrates efectivamente, tenía razón.

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